Florecer en la adversidad, explora tus fortalezas para una vida plena
Clara se preparó durante los 9 meses de embarazo para el momento del parto, para dar los cuidados necesarios al bebé que esperaba. Pero nunca se preparó para asumir la noticia más dura de su vida.
Enrique llevaba 20 años en la empresa como coordinador de ventas, se formó y adquirió habilidades durante su trayectoria profesional adaptadas a lo que el sector y su firma le pedía. pero descubrió que después de su despido, nunca se había planteado cómo superar una situación así.
Todos y todas en algún momento de la vida podemos pasar por situaciones, hechos, noticias que nos marcan un antes y un después.
Superar o acompañar en una enfermedad, perder un empleo, caer en una adicción, perder a un ser querido, atravesar problemas económicos, tener que emigrar de tu país… son situaciones y hechos vitales que nos cambian la vida y nos ponen en alerta.
En este momento, nuestro sistema se pone en riesgo y dependerá de la naturaleza de hecho en sí, la personalidad de la persona, sus experiencias previas y sus recursos tanto materiales como psicológicos, lo que marque la forma de afrontar la situación y el impacto en su salud y calidad de vida.
¿Cómo puede verse afectado tu día a día?
Tu nivel de estrés y ansiedad puede aumentar. La incertidumbre, el cambio y la falta de control pueden contribuir a niveles elevados de estrés, lo que afecta tanto a tu bienestar mental como al físico.
Tu estado de ánimo se puede inundar de tristeza y depresión. Experiencias difíciles pueden llevarte a sentimientos de tristeza y, en algunos casos, a la depresión. La pérdida, el fracaso o la decepción pueden desencadenarte un estado de ánimo depresivo que afecta la calidad de vida y el funcionamiento diario.
Tus relaciones interpersonales pueden cambiar. El estrés y la tristeza pueden influir en tu capacidad para relacionarte con los demás, lo que puede dar lugar a conflictos y tensiones en las relaciones. O una pérdida de ganas por buscar socializar.
La relación con tu pareja. Las diferencias en la vivencia de la situación, los ritmos de adaptación o la capacidad de aceptación, pueden contribuir a acercarte o alejarte de él o ella.
En tu físico. El estrés crónico, por ejemplo, puede contribuir a problemas de salud como trastornos del sueño, problemas gastrointestinales o enfermedades cardiovasculares.
Como mencionamos antes, lo que media y varía en el impacto son, entre otras, tus recursos psicológicos: tus fortalezas y habilidades.
Las fortalezas psicológicas son aspectos positivos y virtudes que cada individuo posee en diferentes grados. Estas fortalezas, según la teoría de la psicología positiva de Martin Seligman y Christopher Peterson, incluyen cualidades como la gratitud, la esperanza, la creatividad, la curiosidad, la valentía, la amabilidad, entre otras. Estas fortalezas desempeñan un papel crucial en la superación de desafíos y desavenencias en la vida de varias maneras:
Resiliencia: Las fortalezas psicológicas, como la esperanza y la resiliencia, pueden ayudarte a enfrentar las adversidades de manera más efectiva. La resiliencia implica la capacidad de recuperarse de situaciones difíciles, aprender de ellas y seguir adelante. Las personas que poseen fortalezas psicológicas sólidas a menudo encuentran maneras de adaptarse y crecer a pesar de las circunstancias difíciles.
Afrontamiento positivo: Las fortalezas psicológicas pueden influir en la forma en que las personas enfrentan el estrés y las dificultades. Aquellas con fuertes habilidades emocionales, como la inteligencia emocional y la autoconciencia, tienden a abordar los desafíos con un enfoque más positivo y constructivo. Esto puede implicar buscar soluciones, aprender de la experiencia y mantener una perspectiva optimista.
Conexiones sociales: Las habilidades relacionadas con las relaciones interpersonales, como la empatía, la amabilidad y la asertividad, pueden fortalecer los lazos sociales. Contar con un sistema de apoyo sólido puede marcar la diferencia en tu capacidad de superar desavenencias. Las conexiones sociales ofrecen apoyo emocional, perspectivas diferentes y, a menudo, recursos prácticos.
Sentido de propósito: Las fortalezas como la gratitud y la búsqueda de significado pueden contribuir a desarrollar un sentido de propósito en la vida. Tener un propósito brinda dirección y motivación, ayudando a las personas a superar los obstáculos al centrarse en metas más amplias y significativas.
Autorregulación: Las fortalezas relacionadas con el autocontrol y la autorregulación, como la prudencia, pueden ayudar a manejar el estrés y las emociones desagradables. La capacidad de regular tus reacciones emocionales y mantener la calma en situaciones difíciles es fundamental para superar los desafíos.
En conclusión, las fortalezas psicológicas actúan como un paracaídas que disminuye el impacto, la caída total, potenciando tu capacidad para afrontar las dificultades de la vida. Cuando reconoces y cultivas estas fortalezas, puedes mejorar tu resiliencia, promover un afrontamiento positivo y construir una base sólida para enfrentar los desafíos de manera saludable.
Tus fortalezas y habilidades están en tí y sólo tú puedes ponerlas a tu servicio. En Cuidar-nos hemos diseñado Programa Cuidar-nos para que las conozcas, identifiques y entrenes.
“En medio de las desavenencias, tus fortalezas se vuelven tu ancla y tu vela. Descubre cómo usarlas para navegar con éxito a través de las tormentas”